En qué lugar
de tu pecho
acomodaré la
cabeza esta noche
donde tangos
y milongas se oyen
bajitas,
porque es domingo papá.
Y vos
cantabas los domingos desde la cama
con la misma
voz gruesa que me llamaba
a lavarte el
pelo con agua no muy caliente
Traigo el
jarrito, la silla baja, la toalla que cubre mi destino
Y refriego
tu pelo finito y tus vacíos
que froto
más al medio, más abajo, más arriba
y salpico
gotas de amor en tu cazadora beige
y algún
champoo espuma
en el
recuerdo de tus palabras y de vos
en tus mañanas tempranas.
Gracias, papá a ese rito del lavado que me suena cada día
construí
este presente positivo
veo tu
cara en la mía bajo el agua,
la marca del
entrecejo cuando escribo
como vos,
seria y regular
Y las
palabras me vuelven y me tocan
sacuden el
presente alivian el futuro
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