Este odio
que no se nombra
se aprendió del amor
se desfiguró de los besos
y es una presencia babosa
en la casa
como un bicho
abrazado a la lámpara
de la sala
Todos cenan ahí hoy.
La madre, los hijos
los nietos.
La lámpara se mueve
por el viento
y dibuja una sombra
funesta en la ventana.
El odio se transmite
de palabra en palabra.
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