Pequeño el mundo entre veredas rotas es como sortear otro obstáculo además de la tristeza. Pisás con temor y con ese apuro de llegar a tierra firme donde no tiemblen las palabras Por suerte habrá otra orilla entre los silencios dice un poema
Ella guarda los zapatos en la caja y piensa en el camino de regreso cuando la noche cuando las motos cuando el temor al arrebato todo bajo esa tapa de cartón como si quisiera olvidar también que ya no son nuevos los zapatos.
Nadie se prepara al arrebato de lo más necesario o de lo más querido a veces morimos de a poco en las pérdidas y agarramos fuerte las cosas que nos quedan por las dudas lleguen los ladrones de los sueños sin aviso.
La luz de la vela es lo último que ella apaga Tapa con la mano abierta el aire que sopla Y la oscuridad se detiene en la habitación Ella tantea con mucho cuidado los dos niños dormidos y se acuesta en un pequeño lugar de la cama. Mañana tendrá trabajo y todo será mejor. Reza un viejo salmo que le enseñó su padre. Que descanse en paz.
Si ha llegado la noche acuéstate en el pasto y verás un escenario de luces arriba de los árboles. Los grillos y las ranas tocarán una sinfonía única. Si ha llegado la noche regálate el espectáculo mas lindo del mundo.
Nos miramos unos ojos de vidrio una sonrisa de vidrio unas fotos de vidrio. Nos escribimos unas palabras de vidrio unos poemas de vidrio unos iconos de vidrio nos tomamos las manos de vidrio nos besamos la boca de vidrio. Hasta que una piedra rompió nuestro amor.
Una mujer me mira desde tan lejos suave murmullo de lluvia que moja la tarde bautismo sobre las cabezas de niñas huérfanas heridas cortantes del agua. gotas persistentes sobre los sueños quizás para despabilarlos, y la mujer que dice con señas que siga caminando que tantos no, no son suficientes contra la esperanza.
La remera amarilla se parece a vos, tiene brillos en el frente, y es tan larga que me tapa la cabeza en esos días que en todas partes llueve fuerte y hay carteles anunciando tempestades ella se erige en su rol de prenda básica, se desprende de mi cuerpo y nos enreda el algodón con un sol,