sábado, 17 de agosto de 2019

IMAN



Un imán de la heladera
se cayó al suelo
alguien lo trajo de un viaje a España
y vive amorosamente con nosotros
el cuadro de la cocina
es de otro alguien que
pintó una mujer en ocres
a veces dicen que esta chueco pero ahí está tapándose un ojo cada mañana.
Uno destierra o acomoda
cada cosa
recuerda a las personas
que las dejaron en nuestras manos
viste regalos de cumpleaños
que recibió por amor
o compromiso de gente
que a veces desaparece para siempre aunque deja claramente su señal.
Uno en su delirio
esconde en cajitas pequeñas
papelitos de chocolate
caramelos o boletos
señales de amor a las que se invoca en noches de soledad
Cose, borda, pega
pedazos de cosas que quieren ser otras mejores
o empieza canciones o poemas que guardados son trozos
de memorias inconclusas
con el poder de incomodarnos
Las cosas salen de uno mismo para posarse como
palomas dentro de la casa
y uno lustra a veces los metales sabiendo
que como los pájaros necesitaran beber
dentro de dias otra vez
Y siente que esa cosa quieta que está ahí no es inocente
siempre tiene el grito del
reclamo
y que quiere brillar o volver
a su lugar de adorno
para al final
vivir sin libertad
y demandar nuestro tiempo
y nuestro espacio.
Como monstruos invasivos
las cosas se apegan a nosotros y nos pesan en los viajes y carteras
nos complican las mudanzas
donde ya no pueden esconderse como
cuando las necesitamos
y pensamos que se han ido
para siempre.
Ahí están
creando esa duda por ser cosas
y poseernos.


Mónica Mera

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