miércoles, 8 de enero de 2014

María

El silencio no calló entre sus pestañas
la noche del viernes
le taparon la boca seis manos
Y sin embargo salía espuma de su llanto
María quería acomodar su cuerpo
atrincherada en un campo de batalla
Lentejuelas y aros se clavaban en la carne
Quedó un zapato azul
entre las sombras arremolinadas del espanto
¡María, María! se oyó en la noche
y cobardes pasos huyeron hacia el asfalto
Nadie contestó esa noche en la barranca
donde quedó un cuerpo boca abajo
¡María, María, María!
el viento que azota
la sigue llamando


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