miércoles, 11 de mayo de 2016

La Tìa Clara



Nada del crepúsculo ha quedado

al fin del día,

te llevaste la melancolía del domingo
envuelta en una servilleta blanca
junto al bizcochuelo que te convidé con el café.
Me hiciste acordar a la tía Clara
juntando cosas en las manos
y cerrándolas,
esa manía del orden y del olvido
donde todo debe quedar inalterable,
lugares donde prevalece lo previsto
y yo quería saborear las palabras
mirando las tazas con mi dejo de rouge
sobre la mesa
y juntar miguitas con los dedos
para arrojárselas a los pájaros de la tarde
pensando que así se quedarían un rato más sobre mi espera de
mirar como emprenden vuelo de repente.
Como las palabras que no quieren ser lavadas
de inmediato sino reposar sobre el mantel
para mirarte.
Ahora todo está como estaba antes de vos,
la mesa en silencio para el lunes-


Mónica Mera-

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