No hay nada en tu armadura
que resista los embates del amor
balas de arcabuz
rayos como golpes de sainete.
En la tormenta en pleno barco
el vaivén de un beso te desnuda
Y tu, dentro del gorjal
tomas la pocíon
del encanto.
Nada en tu hombría que te cobije
ni el miedo
ni el dolor
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